
Entre tomates y zapallos, a veces aparece sin que la siembres. La llaman quínoa blanca o quinta blanca, y en muchos patios es vista como una intrusa. Pero basta con probar sus hojas tiernas para entender que este yuyo es noble y nutritivo.
🌱 Cómo reconocerla
De tallo erguido y hojas triangulares o romboidales, cubiertas por un fino polvillo blanquecino que le da su nombre. En pleno verano produce racimos densos de pequeñas flores verdosas.
En las Sierras de Córdoba y el centro argentino, crece en huertas, baldíos, bordes de caminos y márgenes de cultivos.
🍽️ Usos en la cocina silvestre
La quínoa blanca es una de las verduras más versátiles del monte:
* Hojas tiernas: en ensaladas, tartas, sopas, guisos, empanadas, croquetas.
* Inflorescencias jóvenes: hervidas y servidas como “brócoli del campo”.
* Semillas: aunque más pequeñas que la quínoa andina, son comestibles y ricas en proteínas; se cocinan tras lavarlas para quitar saponinas.
📌 Tip Salvajadas: para un sabor más suave, cosechá antes de la floración.
💡 Valor nutritivo
Contiene vitamina A, vitamina C, calcio, hierro y proteínas. Por su concentración de oxalatos, el consumo crudo debe ser moderado en personas con problemas renales.
🌱 Recolección consciente
* Cosechá solo lo que necesites.
* Evitá sitios contaminados o cercanos a tránsito intenso.
* Dejá siempre algunas plantas para que sigan creciendo y alimentando el monte.
🌿 Más que un yuyo
En muchas culturas, la quínoa blanca es parte de la dieta desde hace siglos. En nuestras huertas, aprender a reconocerla es reconectar con un alimento que el campo nos regala, sin pedir nada a cambio.
🟡 Salvajadas es un proyecto para aprender a mirar el suelo y descubrir que en lo silvestre hay alimento, cultura y futuro.

