
Salir a buscar alimento a la intemperie no es retroceder: es recuperar un saber olvidado. La recolección de yuyos —plantas silvestres comestibles y medicinales— es una práctica ancestral que nos conecta con la tierra, los ciclos y lo esencial. Pero para hacerlo bien, es importante saber cómo, dónde y cuándo.
En esta guía de Salvajadas te contamos cómo identificar, recolectar, preparar y secar los yuyos, de forma segura, respetuosa y sabrosa.
Cómo identificar yuyos comestibles sin confusión
La identificación es el primer paso.
Nunca recolectes una planta si no estás completamente segurx de qué especie se trata. Algunos yuyos son comestibles, otros pueden ser tóxicos o causar molestias digestivas. Por eso:
* Buscá fuentes confiables, libros, fichas, blogs especializados.
* Consultá con personas que ya recolectan, biólogos o técnicos del INTA.
* Prestá atención al color, forma de las hojas, flores, tamaño y hábitat.
* Si vas a probar una planta nueva, hacelo de a poco: primero una pequeña porción, esperá unas horas para ver cómo reacciona tu cuerpo.
Dónde recolectar yuyos sin riesgo
Los yuyos crecen en bordes de caminos, huertas, baldíos, cunetas, patios, montes. Están por todas partes. Pero no todos los lugares son seguros.
Zonas a evitar:
* Orillas de rutas muy transitadas: pueden contener metales pesados.
* Terrenos fumigados o tratados químicamente.
* Espacios cercanos a criaderos de animales, cloacas o basurales.
* Canales de riego contaminados o aguas estancadas.
Zonas recomendadas:
* Baldíos limpios y sin intervención.
* Bordes de huertas agroecológicas.
* Caminos rurales alejados de zonas industriales.
* Zonas silvestres no degradadas.
Siempre es mejor recolectar lejos de lo urbano y, si no estás seguro del suelo, preferí consumir la planta cocida.
Cómo recolectar yuyos de forma ética y sostenible
La recolección silvestre no es cosecha industrial. Es un gesto de reciprocidad.
* Tomá solo lo necesario. Dejá plantas para que se reproduzcan.
* Evitá arrancar de raíz, salvo si vas a usar esa parte.
* Cosechá en días secos y en horas frescas, cuando las plantas están más vivas.
* Elegí plantas sanas, sin manchas, insectos ni signos de podredumbre.
* No recolectes si la planta es escasa o está en peligro.
Qué partes de las plantas se pueden consumir
No todas las partes son comestibles. A grandes rasgos:
* Hojas y tallos tiernos: se recolectan jóvenes, antes de la floración.
* Flores y frutos: en algunos casos, son la parte más rica o medicinal.
* Raíces y tubérculos: hay que escarbar, y se consumen cocidas.
* Semillas: algunas se muelen, otras se comen enteras o tostadas.
Las partes más suaves suelen usarse en cocina. Las más fibrosas o potentes, en infusiones o preparados medicinales.
Cómo preparar plantas silvestres para cocinar
Cada planta tiene sus secretos, pero hay algunas reglas generales para la preparación de plantas comestibles:
* Lavá bien las hojas y tallos antes de cocinar o secar.
* No dejes en remojo por mucho tiempo, para no perder nutrientes.
* En general, las hojas se cocinan con un hervor breve (5 a 10 minutos).
* Si vas a usar raíces o tallos gruesos, podés necesitar 20 a 30 minutos de cocción.
* Descartá el agua de cocción si la planta es rica en oxalatos (como lengua de vaca o bledo).
Algunas se pueden comer crudas en ensaladas. Otras, como el paico, son fuertes y conviene cocinarlas o usarlas en poca cantidad.
Cómo secar y conservar yuyos
El secado de plantas medicinales o comestibles permite conservarlas durante meses sin perder sus propiedades.
Consejos clave:
* Recolectá en días secos y soleados, pero secá a la sombra, en lugar aireado.
* No uses hornos ni calor directo.
* Extendé las hojas en una bandeja o colgalas atadas en pequeños ramos.
* Cuando estén crujientes, guardalas en frascos herméticos, lejos de la luz y la humedad.
* Etiquetá con nombre y fecha.
Así podés tener tus yuyos disponibles todo el año: para infusiones, caldos, condimentos o preparados naturales.
Recolectar es un acto de reconexión
Recolectar yuyos no es solo una forma de conseguir alimentos o remedios. Es también una forma de estar en el mundo: más atentos, más sensibles, más salvajes. Es caminar lento, mirar de cerca, agradecer y volver con algo más que plantas.
Si querés aprender más, explorá otras notas del blog de Salvajadas o sumate a nuestras caminatas de reconocimiento por la región.

